Uno de los aspectos que más me interesa en el estudio de los museos de ciencia es la diferencia entre adaptarse y transformar. Creo que en los museos de ciencia contemporáneos las técnicas de marketing se emplean en su uso tradicional (el que le da el sector privado) que está basado en pretender una buena adaptación a una realidad que existe y que no se cuestiona. Así, los museos de ciencia estudian y ponen en práctica desde sus labores de marketing qué es aquello que deben hacer para conseguir visitantes -por ejemplo-, perdiendo a menudo de vista que un museo de ciencia de intención transformadora no está para «adaptarse» a su sociedad, sino precisamente para transformarla desde su código de valores relacionados con la divulgación científica. Los trabajos de marketing, por tanto, en el marco del museo de ciencia deberían más bien orientarse hacia un esfuerzo por conocer a los públicos del museo.
Justo de esta idea nace el concepto de Museo de ciencia transformador que originalmente descubrí con Pere Viladot y del que ya se ha hablado en otras entradas de este blog.
Tuve el honor de que Javier Peteiro aplicara esta idea a la práctica de la investigación científica y lo mencionara en uno de los estupendos posts a los que nos tiene acostumbrados. En él menciona mi artículo al respecto en el blog de Principia y amplía su enfoque a la práctica del científico. Se titula Ciencia y científicos. Ser y tener. ¡Gracias, Javier!